Comentario
Es probable que a lo largo de este periodo se desarrolle una exogamia entre las comunidades, para obtener una mayor seguridad ante los riesgos de mala subsistencia, sobre todo a escala local (expansión a zonas nuevas, mayor riesgo de fracaso económico).
Para esta fase de transición cabe pensar también en la aparición de diversos tipos de jerarquías, en la presencia de centros jerarquizantes. Ejemplos claros de esta nueva situación son los monumentos funerarios de Irlanda. Allí se construyeron grandes tumbas circulares de corredor, agrupadas, en Boyne, Lougherew, Carrowkecl y Carrowrnore; de estos puntos destacan dos grandes monumentos -Knowth y Newgrange-, con túmulos enormes (diámetro máximo de 80 metros y 15 m de altura), construidos con turba, arcilla, guijarros y tierra, con una arquitectura muy cuidada (decoración de las estructuras internas) y la práctica de la incineración y una selección de ajuares muy significativa. Todo este conjunto podría indicar una centralización social, una mayor organización; pero de todas formas nos siguen faltando datos sobre el tipo de poblamiento, por lo que también cabría la posibilidad que se tratase de construcciones graduales y de carácter comunal. Lo mismo ocurriría con la complicación, sobre estas mismas fechas, de los tipos constructivos en los centros ceremoniales (como, por ejemplo, las fases finales de Stonehenge).
Por otro lado, disponemos de la información proporcionada por los poblados fortificados que se extienden por muchas zonas, lo que haría pensar en la jerarquía evidente entre asentamientos. Se sitúan, generalmente, en lugares estratégicos, donde se construyen zanjas, empalizadas, muros de cierre, etc. Pero su tamaño no siempre es grande, y entonces es cuando podríamos interpretarlo como la presencia de jefes de linajes poco extensos, con poderes muy locales (quizás existían problemas de rapiñas locales).
El cambio en el mundo funerario se producirá con la aparición de las inhumaciones individuales, juntamente con las cerámicas cordadas, ante las sepulturas colectivas del III milenio, muy extendidas y que en determinadas áreas perduran hasta el segundo milenio. Destacamos también la existencia de lugares centrales de enterramiento, con la distribución de lugares de habitación a su alrededor (por ejemplo, la Vallée de l'Aisne).